martes, 13 de junio de 2017

SIN ENTRADAS



Quedó vacío el teatro del absurdo.
La rota marioneta,
en un rincón,
olvidada.
Los músicos partieron
buscando notas en el infinito,
los actores sin máscara,
se vistieron de gris.
En las gradas, un hombre triste,
solo
y entre el público,
una mujer cansada.
Ya caen las absurdas bambalinas,
las risas, llantos, suspiros.
Emotivas sensaciones
recorriendo los cuerpos
vacíos de almas.
Desde el roto tejado
se deslizan cálidos rayos de sol
sobre el clown de sonrisa eterna,
sentado y feliz en su escena.-