miércoles, 4 de abril de 2018

ENEAS.-


Arde Troya en la noche
entre gritos y sollozos de dolor.
Armas griegas que aniquilan almas,
que construyen caballos de destrucción.

Nacido del deseo humano de tu padre, Anquises,
del deseo de tu madre, Diosa del Amor.
Tu destino predestinado
a cumplir promesas,
a realizar sueños
en tierras por descubrir.

Atrás queda la sombra de tu amada
Creusa, convertida en ninfa,
atrás las ruínas de Troya,
atrás tantos héroes, tantas mujeres,
tantos ancianos,
tantos niños llorando.

Aguardan las naves, velas al viento.

Eneas, hijo de Venus,
da la mano a Anquises, tu hijo,
toma los objetos del culto troyano
y busca la tierra soñada: Hesperia.

Navegan vagando siete largos años,
arribando a tierras erradas
empujados por Dioses enfurecidos
y arropados por los brazos de las mujeres amadas.
Ya las dulces aguas del Tíber
se mezclan con la marina sal,
ya se rozan los pies con las arenas,
se intuye la tierra, se escucha la paz.

Eneas, hijo de Anquises,
deshiela la sangre de tus venas,
escupe la ira
y el vigor acallará las penas.-