Te deslizas como manto terrenal
partículas desérticas nos envuelven
y ¡ no puedo respirar!
Oxígeno entre nubes de humo,
virutas que cubren el sol
amortizándolo,
desdibujándolo,
bañándonos en rayos bochornosos.
Sigues quemando las pieles
tiernas,
sensibles.
Pasas sin más
dejando surcos en las mentes,
sembrando devastación,
sin lluvias que nos reparen
las astillas que ayer fueron márgenes,
errores en una cuartilla de vida
escrita, sin tiempo para borrar.
Amanece despacio y no hay rastro
que hable de ti.
Ni siquiera encuentro
una mota de arena pegada a mi ventana
tras los tristes visillos de mi mirada.
Ni siquiera siento
el fuego en mi alma
el calor que arropa mis palabras
o la tierna caricia de nuestra dama.-