Tintinea el iris de tu mirada
cuando te acercas
rozan tus dedos las pieles
enfermas tras la batalla.
Desoyes las voces lejanas
apasionada te mueves
sanas las almas
rompes esquemas de madrugada.
Mujer sanitaria
cambias una vida regalada
por el placer de sanar
de regalar miradas curadas
y llevarte a tu hogar
un racimo de calma.
Mujer que siembras sin pensar
ternura entre ramas
arropas las cicatrices
con dulces palabras.
¡Curiosa mujer!
Todas las noches alumbras
como luna enamorada
la enfermedad silenciosa
esa que nos atrapa.
Y te vemos llegar
deslizándote callada
entre cuerpos enfermos
entre almas aladas:
¡Ya llega…
… la dama de la lámpara!
