viernes, 22 de mayo de 2015

CRISIS.-

Cruzaba la calle sin mirar, desharrapado y descalzo.Con sueño, con hambre, con mucha hambre.Solo era un niño. No tendría más de siete años.Sus ojos somnolientos se abrían curiosos a todo lo nuevo que estaba viendo: luces de los semáforos, el claxón de un coche, las luces de neón.
No sabía donde estaba, no sabía porque su padre lo había llevado allí desde el campo, desde su cabaña, de la que nunca había salido. Pensó que era un regalo por su cumpleaños, un juego de sueños.Se sonrió pensando.
Atolondrado, no tuvo tiempo de ver el autobús que se llevó su cuerpo. Quedó tendido en el suelo, cubierto de sangre su pequeño espectro y en su cara una sonrisa radiante.
En la esquina, un hombre se desgarraba llorando.-

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